Saturday, January 03, 2009

CAPACIDADES POLITICAS Y RACIONALIDAD TECNICA
A PROPOSITO DE LA ELECCION DE INGRID SUAREZ A CONTRALORA GENERAL DE LA REPUBLICA DEL PERU





“El APRA ha tomado una posición favorable a esta propuesta del Presidente de la República (…) porque estamos hablando de una profesional independiente, no tiene militancia política, y sí tiene calificaciones profesionales que pueden garantizar idoneidad para el desempeño para un cargo tan importante”, explicó Mercedes Cabanillas a Radio Nacional.




La dirección de proyectos o programas ya sean de carácter público o privado, requiere de sus líderes ciertas características naturales referidas a la política, como el salir de paseo, nadar o ir de compras, en la práctica, muchas veces tendemos a desviarnos marcadamente de la teoría. Los profesionales de la nueva dirección de proyectos reconocen que en ocasiones la vida se transforma en un lio; pero lo que no podemos negar y aceptar la engorrosa e importante realidad de que en cualquier proyecto es inevitable la política y en ese sentido todos los jefes o cabezas visibles de cualquier organismo tendrán que aprender a usarla en alguna medida, los más experimentados en esto, saben que es inútil luchar contra ello. Ya es por todos conocido que el término “política” tiene sus connotaciones negativas, pero es indudable que si es que se quiere llegar a buen puerto y lo saben los que de algún modo la entienden y dominan sus vericuetos, que para hacer el trabajo tendrán que desarrollar capacidades políticas.

Ahora bien, entender el término “política” en su magnitud es difícil, incluso los diccionarios no ayudan mucho en ello, entonces cualquier discusión practica sobre el tema, necesariamente deberá abordar la cuestión de su imagen negativa y rechazada. Este rechazo está reflejado en los calificativos que la gente le da a sus políticos: Intrigantes, cambiantes, faltos de principios, egoístas, corruptos, maquiavélicos, amorales, y muchos otros apelativos despectivos que en muchos casos hasta hoy observados fundados en hechos reales. Particularmente, en un medio como el nuestro, nuestra clase política hace muy poco por cambiar esta realidad, la no adherencia de los políticos a un conjunto claro de principios morales que guíen sus emprendimientos desdice mucho y causa rencor y bronca en los ciudadanos (Ejem: los “petroaudios”), tendríamos mucho por hablar aquí; pero no nos dedicaremos a ello por ahora.
Es claro que el tema de las capacidades de los funcionarios y la racionalidad técnica ha ido ganando terrero en la agenda de debate en los últimos años, como así también, que es necesario seguir trabajando en la tarea de refinar su significado, delimitar su alcance y demostrar su potencial explicativo para entender los problemas que el Estado evidencia.
La evaluación de las gestiones requieren un trato diferente, y obligatoriamente la capacitación de profesionales orientados al nuevo enfoque, generados desde una nueva filosofía de qué es el control, relacionada a una visión más proactiva y de colaboración y consenso. Partiendo de la crisis de representación, han surgido diversas manifestaciones sobre la importancia creciente que adquieren los organismos de control, como representantes del ciudadano en tareas de control gubernamental.
Es de vital importancia la transparencia en la elección del mejor perfil para cumplir esta delicada tarea, relacionando a la democracia y a los organismos de control a partir de la nueva noción de responsabilidad como acción y objeto de responder, y no exigencia de que el sujeto lo haga, por más que el obligante pueda ejercer coerción para ello, ya que si bien no existe un imperativo categórico sobre las cuestiones que deben realizar los funcionarios, estos deben responder ante la ciudadanía por sus acciones, fundamentalmente por que representan a la nueva dimensión del contrato social firmado entre los individuos y el Estado / Gobierno. Cuanto más clara sea la responsabilidad del político ante los ciudadanos, y la capacidad de éstos de exigir cuentas al gobernante, más democrático será el régimen, de no ser así, una vez más nos lamentaremos por habernos equivocado en las urnas y elegido el “mal menor”, incrementando las causas del descredito de la política: desenfocada, improvisada, de baja responsabilizacion, centralizado, manipulador y sin clases políticas formadas que ayuden a pensar un país mejor.

1 comment:

Micaela Roldan said...

Hoy por hoy nuestra clase politica y dirigencial ha perdido toda etica, no existe algun resabio de moralidad salvo algunas excepciones, deberiamos tener muy en cuanta estas consideraciones en el momento de elegir representantes. Basta del juego sucio de la politica bajo la atenta mirada de la democracia q lo permite todo.